Bienvenido a la Zona Zen (en Chanclas, claro)
¡Aquí no necesitas ser un gurú ni sentarte en posiciones imposibles! En esta sección te invitamos a descubrir la meditación de una manera relajada, divertida y, sobre todo, a tu estilo. Porque meditar no es solo para monjes en la cima de una montaña, ¡también es para quienes se relajan en chanclas y buscan un poco de paz entre el caos de la vida diaria!
Ya sea que quieras respirar hondo después de un día de locura, calmar esa mente que va a mil por hora, o simplemente desconectarte cinco minutos, aquí encontrarás ejercicios sencillos para que meditar sea tan natural como ponerte tus chanclas favoritas. Relájate, respira y, lo más importante… ¡disfruta el momento!
1. Meditación "Respira y Deja Ir"
Instrucciones:
Siéntate cómodo/a, en tu sillón, en el suelo o incluso en la cama (chanclas opcionales). Cierra los ojos y respira profundamente, inhalando por la nariz y exhalando por la boca. Con cada exhalación, imagina que estás soltando todo lo que no necesitas: estrés, preocupaciones, el correo sin responder… ¡lo que sea!
Duración: 5-10 minutos.
Beneficio: Te ayudará a liberar tensión y soltar lo que no sirve. Además, es una excusa perfecta para hacer una pausa sin parecer que te estás quedando dormido.
2. Meditación "Escanea tu Cuerpo (Como en el Aeropuerto)"
Instrucciones:
Recuéstate cómodamente y cierra los ojos. Comienza a concentrarte en tus pies y sube poco a poco, "escaneando" cada parte de tu cuerpo. Desde los dedos de los pies, pasando por las piernas, la espalda, hasta llegar a la cabeza. Pregúntate cómo se siente cada parte: ¿tensa, relajada, dormida? Al finalizar, visualiza todo tu cuerpo relajado, como si fueras una nube suave flotando en el cielo.
Duración: 10-15 minutos.
Beneficio: Te ayuda a conectarte con tu cuerpo, soltar tensiones ocultas y sentirte más presente en el aquí y ahora (aunque sea desde el sofá).
3. Meditación "Soy un Árbol en la Playa"
Instrucciones:
Imagina que eres un árbol en una playa paradisíaca (sí, en chanclas también). Siéntate con la espalda recta y los pies tocando el suelo. Cierra los ojos y visualiza cómo tus raíces crecen desde tus pies hacia la tierra, anclándote firmemente. Siente el sol en tu cara, el viento acariciando tus hojas y el sonido de las olas de fondo. Quédate ahí unos minutos, en paz y enraizado.
Duración: 5-10 minutos.
Beneficio: Te conecta con la naturaleza y te ayuda a sentirte estable y tranquilo, incluso cuando la vida parece agitada.
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